Plan de Salvación: Gracia entregada por el Padre

Las preguntas que muchos creyentes se hacen cuando escuchan sobre el Plan de Salvación es ¿De qué nos están salvando?, ¿De qué se trata esta Salvación?, ¿Quién nos salvó?, ¿Para qué nos salvaron? Si bien, este documento contiene las respuestas a estas preguntas, es indispensable tomar conciencia de esta Gracia, la cual nos eleva espiritualmente y nos deja en una condición totalmente distinta a la que era antes de la venida de Cristo en Jesús.
Cristo, el Verbo, Dios de los Hombres y de los ángeles, encarnó en Jesús y se hizo hombre para cumplir con el Plan del Padre: el Plan de Salvación. Este Plan es una Gracia; es decir, es una concesión de Dios que no pide ni exige algo a cambio por parte del Hombre, ni requiere de condiciones previas por parte de quien recibirá La Gracia.
La Gracia existe, aunque no se la conozca, no se la reconozca o nunca se haya sabido de ésta. Es parte de la Nueva Ley de Vida. Por la Gracia todo Ser Humano nace Salvo y con el Espíritu de Dios reinstaurado y debe Sembrar su buena obra en la fe para Cosechar los frutos que Ofrece La Gracia. El primer acto de fe del Hombre es reconocer la Gracia y reconocerse en la Gracia.
La Gracia nos fue concedida precisamente para que, una vez salvos sin mérito propio, volvamos a nuestra condición Adámica por mérito de nuestra Fe; y así, retornar al Padre que es el Origen Divino.
La Gracia, por lo tanto, es el Plan de Salvación; y la manifestación máxima de esta Concesión de Amor es la Venida de Cristo entre nosotros, en Jesús.
Entonces, es necesario entender la Salvación. Hay Salvación cuando alguien está caído, en peligro o extraviado. Hay Salvación del Hombre porque éste se alejó del Plan Original, desobedece a Dios, se deja tentar por el Mal y se rebela en contra del Plan del Padre; por lo mismo: cae e inicia un camino de trasgresión y contrario a la voluntad de su Dios. Como el Hombre no podía salvarse a sí mismo, el Padre Creador, por amor a su creación, inicia un Plan de Salvación que debía llevar a término el Dios de los Hombres, el Verbo, el Cristo.

Los propósitos mencionados anteriormente, tienen su fundamentación debido a que, antes de este Plan de Salvación, el Hombre estaba en condición de caída por la desobediencia que lo llevó a violar el Pacto realizado con el Padre. Esta condición se traduce en lo siguiente: a) Vivían en un mundo que era su propia cárcel, donde los demonios tenían la potestad; b) Los cielos estaban cerrados, solo los santos al morir entraban en el sueño de la espera para entrar a los Cielos; c) Nacían sin el Espíritu de Dios y vivían ligado a la carne y tenía un Alma Gobernante, Instigadora del Deseo, madre del Conocimiento; d) El hombre nacía en Pecado y no podía liberarse de éste ya que el Espíritu estaba encarcelado; e) La muerte estaba en manos del Príncipe de las tinieblas; f) En la muerte física hombres perdían su Alma por los laberintos de los abismos, pues las almas que no eran posesionadas por los demonios pasaban por la oscuridad y el olvido, y regresaban a la carne cargando las mismas deudas y deudores, era en un ciclo de nunca acabar; g) El abismo era la cárcel de la reencarnación como ley de vida; h) El eterno retorno era la única alternativa de salvación que permitía al Ser Humano regresar al mundo y tomar un nuevo cuerpo.
Por lo anterior, es que debemos reconocer que en el nombre de JesúsCristo se resume dos propósitos que son claves en el Plan de Salvación: por una parte, el Pago que debía llevar a cabo Jesús encarnado por la Caída de los Hombres Originales y el crimen de los cainitas sobre los abelitas jamás clausurado con sentencia definitiva: hechos pagados en los doce días de martirio y muerte de Jesús en la cruz romana. En este pago libera al Hombre del Pecado Original cuan Ley de Vida. Sin este pago no podía haber salvación. Por otra parte, los Hechos de Salvación ejecutados por Cristo mismo, una vez muerto Jesús en la cruz. Estos Hechos suceden en los Tres Días de Victoria donde Cristo, el Verbo, instaura lo que conocemos como el Hecho Crístico.
El Hecho Crístico es el Sello de la Gracia y en este sucede los elementos de salvación: a) La derrota de los infiernos que tenían en su poder las llaves de la muerte, arrebatando de sus fauces todo poder para condicionar los estados de vida de los Hombres; b) El cierre de los Abismos: cuya ley de eterno retorno era una rueda que encarcelaba las Almas; c) La apertura de los Cielos: Reino que no era alcanzable por los Hombres por hallarse bajo condición de Trasgresión, y que Cristo abre junto a sus distintos Estados de Gloria; d) La primera Resurrección: la Gloria Celestial para los Santos que bajo la antigua ley dormían el sueño de la espera; e) La Ley de Resurrección cuan Ley de Vida; f) El despertar del Espíritu Original en el Hombre: el cual estaba encarcelado y sometido por el dominio del Alma Oscura; g) La Gracia del Magisterio del Espíritu Santo: cuya potestad estuvo ausente durante la Generación de la Caída y nuevamente desciende al momento que JesúsCristo retorna a Su Gloria Divina; h) La Inmortalidad y La Vida Eterna como promesa cierta, de acuerdo a los frutos de vida que cada Hombre siembra en su existencia.
Esta es la Nueva Condición que Cristo nos deja, esta es la Buena Nueva. Esta liberación es concedida a todo Ser, a partir de su nacimiento y sin ninguna discriminación.
Entonces, el pecado original que dio paso a la antigua Ley de la Generación Caída, queda superado por esta Salvación, en modo que desde los Tres Días de Victoria de Nuestro Dios Salvador el Hombre no nace en pecado, sino que se hace al pecado caminando por este Mundo.